Idas y vueltas entre hermanos vecinos
- Juan Pablo DemarÃa Aguilar
- 1 nov 2024
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 22 may
Algo de la polÃtica de los ochenta y los noventa entre Argentina y Paraguay

Por Juan Pablo DemarÃa Aguilar *
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Desde los años ochenta en el siglo XX con los procesos de recuperación democrática, primero en Argentina y luego en Paraguay, la relación entre estos paÃses tuvo sus tensiones y altibajos que se resolvieron por vÃa de diálogos y negociaciones. Una y otra vez la diplomacia fue protagónica a la hora de tramitar y solucionar conflictos entre los estados limÃtrofes. La diplomacia de estado se mantiene a pesar de los cambios de gobierno. Esto suena a lugar común.
En Argentina cuando cambia el signo polÃtico del gobierno cambia la dirección polÃtica de la diplomacia exterior/internacional. Otro lugar común. No vamos a hablar en esta nota de los lugares comunes con que se piensa a la polÃtica exterior e internacional de Argentina.
La relación bilateral Argentina–Paraguay se empezó a consolidar con las democracias de cada paÃs. Democracia fue más que una palabra que en un tiempo donde era incipiente se volvió necesaria en los hechos para tender puentes entre un pueblo y otro.
Democracia es una palabra que hoy en dÃa para algunos está sobrevalorada, para otros subvalorada y en aquel contexto quizá para los paraguayos sonaba como algo novedoso y para los argentinos también o como algo que cada tanto se interrumpÃa mediante un golpe de estado cÃvico militar y sus consecuentes dictaduras cÃvico militares. Las historias las escriben los pueblos y son los estados y gobiernos mediante sus funcionarios quienes le dan una forma u otra según los intereses en juego.
Si nos retrotraemos a la etapa de los gobiernos de Raúl AlfonsÃn en Argentina y de RodrÃguez en Paraguay, en el caso del primero mencionado se salÃa de una dictadura cÃvico militar que ejerció y practicó el terrorismo de estado perpetrando un genocidio que dejó un saldo de treinta mil desaparecidos, las persecuciones, encarcelamientos ilegales, asesinatos a todo aquel que pensaba distinto, el aumento de la deuda externa, la financiarización de la economÃa en perjuicio del interés nacional y en beneficio de capitales transnacionales, el deterioro del aparato productivo, en sÃntesis, la pérdida de soberanÃa y autonomÃa polÃtica. Este fue el paÃs que recibió el primer gobierno democrático luego de poco menos de ocho años de dictadura.
Paraguay empezó a recuperar su democracia en 1989 luego de treinta y cinco años de dictadura. Décadas de oscurantismo signaron la vida social y polÃtica de un paÃs que se caracteriza por su espÃritu guerrero que no se rinde ante adversidades. Asà fue en la larga noche de tres décadas y media que el coraje de un pueblo logró vencer a sus dictadores y conquistar la democracia.
Salvando las distancias hay algo en común entre un paÃs y otro: dictaduras cÃvico militares que en los años ochenta mediante las luchas populares organizadas y las diplomacias polÃticas de Estado recuperaron sus democracias.
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De transiciones y tensiones
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Hacia fines de la década del ochenta Argentina iba afianzando su democracia mientras que Paraguay lidiaba por cerrar un ciclo de dictadura y abrir uno de democracia y república. A fines del ochenta y tres la Argentina volvÃa a recuperar el sistema democrático y republicano que persiste hasta la fecha. Una democracia que lleva poco más de cuarenta años de existencia. Nunca antes en la historia polÃtica argentina el estado democrático de derecho duró tanto tiempo.
De parte del Paraguay el año ochenta y nueve fue clave. En ese año a miles de kilómetros, en BerlÃn, una multitud de personas se juntaban a golpear un muro de más de cien kilómetros de extensión hasta derrumbarlo. El relato de la caÃda del muro de BerlÃn. La parte oriental de Alemania le ponÃa fin a décadas de un sistema polÃtico de restricción de libertades y derechos, y empezaba a recuperar la democracia. En ese mismo año Paraguay empezaba a recuperar su democracia. Más de tres décadas de Estado de facto hicieron imposible la vida democrática con todo lo que ella implica -derechos, libertades y paz- en el paÃs hermano.
El gobierno argentino presidido por Raúl AlfonsÃn tuvo una postura firme en su polÃtica exterior en cuanto a la defensa de la democracia. Puntualmente asà fue en la relación con Paraguay. Argentina ya transitaba sus primeros tiempos de democracia y Paraguay aún no. Esto hacÃa difÃcil la relación bilateral en lo diplomático polÃtico. La retórica juega un rol importante en este terreno y puede facilitar o complicar la relación entre dos paÃses. El dictador A. Stroessner gobernaba Paraguay cuando el demócrata AlfonsÃn lo hacÃa en Argentina. Una diferencia polÃtica diplomática de forma y contenido separaba a un paÃs de otro.
Los noventas llegaron con democracias para ambos paÃses. En medio del consenso de Washington las repúblicas recuperadas se alinearon cada una con lo suyo a un modelo que prometÃa libertades y derechos de lo económico a lo comercial, de lo polÃtico a lo cultural. Maquillaje que se irÃa desgastando en menos de una década. Chispazos que parecÃan luces de gran alcance se fueron evanesciendo bajo la tutela de dirigentes que ceñidos a lineamientos del entonces hegemón del norte occidental del mundo aplicaron polÃticas ya no mediante dictaduras cÃvico militares, sino por vÃa democrática republicana.
Las dificultades en la relación bilateral estuvieron marcadas por la cuestión Yacyretá, la división del rÃo Pilcomayo, la relación comercial marcada por el proteccionismo de la polÃtica argentina. Los conflictos por lÃmites geográficos se hicieron sentir. La acusación del gobierno argentino a Paraguay de cobijar terroristas en Ciudad del este. La diplomacia paraguaya buscaba la cooperación con la argentina desde una postura cándida. Un idealismo que creÃa que la cooperación allanarÃa el camino a un mejor relacionamiento. La diplomacia argentina basada en el realismo periférico se ciñó a los lineamientos de Washington dejando en segundo plano la cooperación con el paÃs hermano.
En cuanto a la relación comercial estrictamente hablando, la Argentina se convirtió en el segundo socio comercial del Paraguay dentro del MERCOSUR. Con sus vaivenes la relación comercial se mantuvo. El mercado argentino era atractivo para el consumidor paraguayo. Las diplomacias de cada paÃs sostuvieron la relación comercial a pesar de las tensiones suscitadas por uno y otro gobierno.
En cuanto a las cuestiones geográficas y de soberanÃa el idealismo de la polÃtica exterior paraguaya las veÃa como oportunidades de cooperación. No asà el realismo periférico argentino que observaba en éstas conflictos por la falta de demarcaciones territoriales que era necesario realizarlas.
El tránsito fue un factor de problemáticas teniendo al comercio como clave en esto. El paso de mercancÃas en la zona fronteriza Posadas (Argentina) – Encarnación (Paraguay) dio que hablar a la prensa. En la diplomacia bilateral seguÃan presentes las tensiones que no pasaban a mayores, pero persistÃan con el transcurrir de la relación. El rÃo Pilcomayo en cuanto a la cuestión de su partición suscitaba controversias entre un paÃs y otro.
Ciudad del Este fue otro foco de tensión entre uno y otro estado. Los dichos del funcionariado argentino al respecto de que el mencionado distrito era un lugar donde se alojaban células terroristas agitaba las aguas en el paÃs vecino. Tiempo después rectificaron su postura con el fin de apaciguar la relación en la materia. La diplomacia paraguaya tuvo que ver en ello. Como también tuvo que ver en bregar por una polÃtica migratoria sensible para con los paraguayos indocumentados que vivÃan en Argentina.
Yacyretá es un tema o problema que atravesó a ambos estados en la década del noventa. Idas y vueltas, dimes y diretes de parte de cada gobierno nacional a un proyecto binacional que benefició a las dos partes sin dejar de concebir tensiones. Bajo la ideologÃa polÃtica neoliberal el gobierno argentino presidido por Menem y el paraguayo por Wasmosy decidieron la privatización de la represa binacional.
Ambos jefes de estado vieron la oportunidad de la cumbre económica del MERSOCUR para oficializar su decisión. El MERCOSUR como lugar común para tratar una cuestión que incumbÃa a dos paÃses con el interés de recurrir a esa institución internacional de orden regional para darle fuerza a una decisión que por más tinte ideológico que tuvo, el tinte económico-comercial no estuvo ausente.
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Dos etapas en una
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Casi dos décadas marcadas por el juego polÃtico diplomático, atravesadas por la transición de la dictadura cÃvico militar a la democracia, cronológicamente primero en Argentina y luego en Paraguay. Los ochenta también fueron eso: un cambio de sistema polÃtico diplomático en un paÃs y en otro. Con sus bemoles. La diplomacia de estado argentina bregando en el panorama internacional y en la órbita regional por la defensa de la democracia. Instando a Paraguay a que le ponga fin a su dictadura y allane el camino a la democracia.
Si bien la democracia llegó poco menos de una década después al Paraguay, al igual que la Argentina fueron partÃcipes del consenso de Washington, se alinearon a la polÃtica que bajaba Estados Unidos para la región. Ya no estaba el muro de BerlÃn, el bloque oriental liderado por la Unión Soviética en enemistad polÃtica con el bloque occidental conducido por Estados Unidos habÃa dejado de existir. Finalizó la guerra frÃa y con ella el mundo bipolar que marcó una época de poco más de cuatro décadas.
Lo que se llamaba Unión Soviética se desmembró en distintas repúblicas, una de ellas, la mayor en extensión geográfica pasó a llamarse Rusia. Hay una amalgama entre el fin de la década del ochenta y el principio de la del noventa que se distingue por fechas, pero en la reflexión polÃtica los ochenta son los noventa renovados o una reinvención de los ochenta con cantos de sirenas y altas expectativas en lo polÃtico y social que terminarÃan en Argentina y en Paraguay como en otros paÃses de la región con conflictos internos y externos, pobreza, hambre que mostraron al neoliberalismo en la práctica. Ochenta y noventa, dos etapas en una.
Cuando se habla de ideologÃa neoliberal también se habla de economÃa, cultura y polÃtica. Más allá de las distinciones entre unas esferas y otras, la década del noventa estuvo signada por el neoliberalismo en todas sus formas. Más allá de esta obviedad, los noventa significaron para Argentina y Paraguay una oportunidad desde los conflictos por cuestiones geográficas, comerciales, migratorias, Yacyretá, etc. para que las diplomacias y polÃtica exterior de cada paÃs actúe para tensar y/o aliviar la relación bilateral.
El relacionamiento polÃtico diplomático entre Argentina y Paraguay en el contexto ochenta/noventa fue por momentos tenso y por momentos apaciguado. La permanencia en el trabajo a veces con bajo perfil, otras con un perfil alto, destacó a la diplomacia y polÃtica exterior de cada estado. La alta polÃtica se nutre de ello y no serÃa tal sin esos componentes que la mueven a operar para conflictuar o cooperar.
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* Profesor en FilosofÃa (Universidad Nacional del Nordeste). MagÃster en Relaciones Internacionales (FLACSO).
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