Las relaciones bilaterales Argentina-China
El Gobierno cerró un acuerdo histórico para ingresar a China con harina de soja. Cabe recordar que Argentina es el mayor exportador de harina y aceite de soja del mundo y el tercero de porotos de soja. Y las proyecciones oficiales señalan que en 2019 se podrían exportar un total de 26 millones de toneladas de harina de soja, 6,5 millones de aceite de soja, y 8,5 millones de toneladas de porotos de soja. El nuevo negocio podría significar exportaciones por unos USD1.600 millones, según datos oficiales.
Este acuerdo representa para Argentina una gran oportunidad ya que podría ingresar al mayor mercado consumidor mundial de proteína vegetal para la alimentación del sector ganadero: en en la actualidad, China cuenta con más de 500 millones de cabezas entre bovinos y porcinos.
Las negociaciones duraron 20 años, y se llegó al día de hoy luego de un trabajo conjunto entre el ministerio local, Cancillería, la Embajada argentina en China y el Senasa.
Asimismo, se sigue avanzando en el plan de inversiones en Energía Nuclear 2019.
Argentina está avanzando con la planta Atucha III, cuatro años después de haber aceptado formalmente su construcción, y probablemente entrará en funcionamiento en el 2021. En abril, el gobierno argentino a cargo del presidente Mauricio Macri firmó una carta de intención con la Administración Nacional de Energía de China. El contrato, cuya firma está prevista para las próximas semanas, incluirá un préstamo de US$10.000 millones por parte de China, y cubrirá el 85% de los costos de construcción de la planta. Invertir en energía nuclear requiere un compromiso de largo plazo, pero China puede ofrecer capital subsidiado a sus clientes extranjeros.
El proyecto Atucha III forma parte de un acuerdo firmado en el 2015 por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que aprobó dos plantas nucleares: una que utiliza tecnología canadiense en las plantas existentes en Argentina y otra que utiliza la tecnología china. Macri cuestionó el acuerdo al momento de asumir, en medio de un marco de dudas sobre si la energía nuclear era una fuente de energía suficientemente económica. Finalmente, aprobó la construcción, pero la crisis económica llevó a establecer una sola planta para reducir el tamaño del préstamo.
“Argentina está atravesando una crisis económica y el dinero es escaso. Invertir en energía nuclear requiere un compromiso a largo plazo, pero China puede ofrecer capital subsidiado a sus clientes extranjeros”, dijo Mark Hibbs, investigador principal del Programa de Política Nuclear de Carnegie.
Las relaciones bilaterales Rusia-Venezuela
Actualización al 26-09-2019
En lo que constituye uno de los movimientos geopolíticos más relevantes, el presidente venezolano Nicolás Maduro asistió en visita de Estado a la ciudad de Moscú para reasegurarse el apoyo de su par ruso, Vladimir Putin. Durante el encuentro repasaron las estrategias de cara al futuro frente a lo que se plantea como un duro escenario geopolítico regional y mundial para ambas naciones.
Es que los intereses rusos en territorio y su especial interés en el mantenimiento del poder que concentra el gobierno venezolano tienen asidero debido a la propia situación en que se encuentra fronteras adentro el propio Kremlin. La política doméstica de ambas naciones presenta severos desbarajustes (que son tal vez más evidentes en el caso del país caribeño) que no generan mayores facilidades para la cooperación internacional, más allá de declaraciones de apoyo.
Venezuela, como es de público conocimiento, se encuentra en una situación desastrosa a nivel económico, en particular tras los bloqueos y sanciones impuestos por la comunidad internacional, con los Estados Unidos a la cabeza. Por su parte, Rusia se encuentra en diversos aprietos tras la conjugación de varios factores: las sanciones internacionales vigentes impuestas por la comunidad internacional tras la anexión de Crimea, las fluctuaciones por el precio del petróleo y la falta de algunos ajustes en su economía. En este contexto, la búsqueda de nuevos acuerdos de peso superlativo en materia de transferencia de recursos se perfila muy dificil para Maduro, en particular considerando que el país caribeño se encuentra saldando sus deudas (en enero de 2019 estas ascendían a los 6500 millones de doláres) con su segundo mayor acreedor a partir de ingentes envíos de crudo (sin contar las inversiones realizadas por el Estado y capitales privados por más de 15000 millones de doláres en Venezuela).
En este contexto, el premier ruso ha manifestado su apoyo categórico al gobierno venezolano y ha resaltado la profundización del intercambio comercial así como la cooperación técnico-militar. "Rusia (...) apoya a las autoridades legítimas de Venezuela, incluida la Presidencia y el Parlamento y, por supuesto, aplaudimos el diálogo que usted, señor presidente, y su Gobierno mantiene con la oposición", manifestó Putin luego del encuentro.
Estrecho de Ormuz
Actualización al 26-09-2019
Luego de las tensiones generadas a partir de la creación de una coalición internacional que para custodiar la zona del estrecho de Ormuz, diversos hechos han acaecido en la región elevando las tensiones al máximo y trasladando el conflicto a otras zonas de Oriente.
Por un lado, el pasado 16 de Septiembre la guardia revolucionaria iraní incautó un petrolero con bandera de los Emiratos Árabes Unidos acusando un contrabando de combustible. No obstante, en lo que ha sido una relajación en los niveles de tensión de la zona, Irán confirmó en la última semana la liberación de un petrolero de bandera británica retenido cuando atravesaba el estrecho, en julio de este año. Esta captura había motivado el envío por parte del Reino Unido de dos destructores a la zona de Ormuz para proteger la navegación comercial en la zona, acción que confirmaba el alineamiento de la Corona británica con la posición norteamericana respecto al conflicto y, a su vez, la alejaba de la postura europea, de mayor cautela.
Frente al fortalecimiento del plan norteamericano de desplegar en noviembre de este año la denominada Operación Centinela, es decir, un convoy de más de cincuenta buques cerca de las aguas territoriales de Irán, el presidente iraní, Hasan Rohaní, anunció esta semana la presentación ante la ONU de un plan de seguridad para la región del estrecho de Ormuz, con presencia exclusiva de tropas iraníes.
La situación se da, por otra parte, en medio de una nueva escalada de tensiones tras el ataque a dos refinerías saudíes, que han llevado a un repunte mayor al 5% en el valor del petróleo a nivel mundial. La autoría del ataque fue reclamada por un grupo de rebeldes hutíes implicados en la guerra que azota Yemen desde 2015. Este grupo es sospechado por los Estados Unidos de estar en franca asociación con el gobierno de Teherán, aunque la cancillería iraní ha negado toda implicación en el ataque.
Finalmente, el 26 de septiembre la Organización Internacional de Energía Atómica, dependiente de la ONU, reveló nuevos avances del país asiático en materia de enriquecimiento de uranio, ampliando sus capacidades y superando los límites establecidos en el acuerdo nuclear al que se encuentra suscripto desde 2015, y que Estados Unidos abandonó en 2018. Europa se encuentra, no obstante, en una postura incómoda, debido a sus promesas de protección a la economía iraní tras la avanzada en la estrategia de sanciones que el país norteamericano impulsa desde su salida del acuerdo nuclear. En ese sentido, la implementación de nuevos estándares que violan puntos del acuerdo nuclear podrían constituir mensajes hacia las potencias europeas para forzar un posicionamiento de estas en relación al conflicto norteamericano-iraní.
Kosovo
Kosovo, sin lugar a dudas, es uno de los puntos de tensión actuales en la geopolítica europea. Territorio de disputa histórico entre serbios y albaneses, hoy en día exhibe su propia beligerancia a los ojos de Belgrado sin pudor alguno. Y es que tiene desde dónde hacerlo, al estar siempre respaldado por el apoyo norteamericano. Serbia, sin embargo, no se encuentra sola en la disputa, ya que cuenta con el apoyo estratégico, aunque silencioso, de Moscú.
Kosovo es una antigua provincia del sur de Serbia poblada por albaneses que proclamó en 2008 su independencia, reconocida por Estados Unidos, Canadá y la mayoría de los miembros de la Unión Europea. No cuenta con el reconocimiento de Rusia, China, España, Irán, Israel y Grecia, entre otros, y por supuesto, el de Serbia. Luego de las reiteradas intervenciones de la OTAN en la zona balcánica, tras lo que comenzó siendo un simple campamento de campaña militar en 1999, Kosovo cuenta hoy dentro de sus fronteras con la base militar norteamericana más grande del mundo creada desde cero fuera del territorio estadounidense. De hecho, diversas denuncias del gobierno serbio previas a la proclamación de independencia kosovar mencionan la intensificación de las actividades del Ejercito de Liberación de Kosovo, grupo de milicias organizadas que realizaron diversos acciones terroristas en territorio serbio.
Actualmente, una misión de la ONU (KFOR) tutela el proceso de pacificación en los territorios, así como la Unión Europea ejerce un rol de mediador ante las posturas serbias y kosovares. Esta fue una de las condiciones a las que suscribió Serbia en 2011 para las negociaciones de paz, quizás motivado por ser éste uno de los requisitos que la UE puso para avanzar en las negociaciones de su incorporación en la eurozona.
En 2013 se logró un principio de acuerdo satisfactorio para ambas partes que, en particular, garantizaba cierta autonomía y protección a la minoría serbia que aún habita en territorio kosovar. Sin embargo, en 2017 el parlamento kosovar aprobó la creación de su propio ejército, pese a las advertencias norteamericanas, de la Unión Europea así como de la OTAN. Incluso, en su momento, el propio premier kosovar pidió precaución frente a la medida.
Las tensiones continuaron en alza tras la imposición en noviembre de 2018 de aranceles del 10% a todos los productos importados de Serbia y Bosnia y Herzegovina, que tan sólo un mes después fueron elevados al 100%, conduciendo a crecientes niveles de desestabilización en la zona y afectando particularmente a las comunidades serbias que pueblan el norte de Kosovo, las cuales en julio de este año suspendieron la actividad comercial en el área norte como forma de protesta. Tanto la comunidad europea como las embajadas de Estados Unidos y otros socios estratégicos kosovares vienen instando desde abril de este año en retrotraer las medidas, sin conseguir avances al respecto.
Pero la escalada no se detiene, ya que en mayo de este año efectivos policiales de la República de Kosovo irrumpieron en cuatro municipios serbios y detuvieron a una veintena de personas, entre ellas, un funcionario ruso de la ONU que se desempeña en ese territorio, introduciendo a Rusia en la disputa diplomática directamente. Desde Moscú hablaron de una estrategia de provocación por parte de Kosovo frente a la tolerancia del bloque europeo, y remarcaron que se estaba llevando la región hacia un escenario de desestabilización para forzar la incorporación de más países en la OTAN.
Como consecuencia del nefasto episodio, un mes después, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Kosovo determinó un corte de comunicaciones con la MINUK (Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo), desatando las preocupaciones de Belgrado, que considera fundamental la presencia de la misión para la integridad de las minorías serbias en territorio kosovar.
El panorama es incierto: los diálogos de paz se encuentran interrumpidos, a la vez que Prístina prohibió de manera categórica la entrada a ciudadanos de origen serbio a su territorio, dificultando aún más las negociaciones. Por su parte, el poder legislativo en Prístina aprobó la disolución del Parlamento y la convocatoria a elecciones anticipadas, cuya campaña ya comenzó. El Parlamento kosovar se compone de 120 escaños, 100 de los cuales elije la mayoría albanesa, restando 10 para la comunidad serbia y 10 para otras minorías.
CEDInternacional
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