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Los servicios basados en el conocimiento y su desarrollo en la Argentina

Actualizado: 6 sept 2019

| Por Prof. Sebastián Pasquariello (11)


El pasado 22 de mayo el Congreso Argentino aprobó, con una notable unanimidad para los tiempos que corren, la Ley que promueve la Economía del Conocimiento (la cual, entre otras cosas, propone la creación de 215.000 puestos de trabajo de calidad y pronostica la generación de 15.000 millones de dólares de exportaciones anuales hacia el año 2030). La nueva normativa reduce los costos laborales para el sector, además de renovarle una amplia batería de beneficios fiscales que muchas actividades ya detentaban desde el año 2004. Ante esta situación, resulta de utilidad reflexionar sobre esta promoción de los Servicios Basados en el Conocimiento en la Argentina. Para ello, proponemos entender su desempeño en el país desde una perspectiva histórica, con la mirada puesta en sus posibilidades de contribuir a un desarrollo genuino del mismo.


¿A que llamamos Servicios basados en el Conocimiento?


Por servicios basados en el conocimiento (SBC) se entiende aquellos servicios intensivos en capital humano de alto nivel de calificación, cuya provisión frecuentemente requiere del uso de tecnologías de información y comunicación y que cumplen con las siguientes condiciones:


1. Son intensivos en trabajo (empleo de alto-medio nivel de calificación).


2. Absorben, generan y difunden conocimiento (nueva ronda de especialización-división del trabajo), contribuyendo a través de ello al aumento de la productividad de la economía vía encadenamientos intersectoriales.


3. Son crecientemente transables (a través de varias modalidades).


Entre las principales actividades económicas consideradas SBC se destacan:


1. Software y servicios informáticos.


2. Servicios empresariales, profesionales y técnicos i. Jurídicos, contables, asesoramiento. ii. Servicios arquitectónicos, de ingeniería y otros servicios técnicos. iii. Servicios de publicidad, investigación de mercado y encuestas de opinión pública. iv. Investigación y desarrollo. v. Otros servicios empresariales (traducción e interpretación, entre otros).


3. Servicios personales, culturales y recreativos (SPCR) i. Servicios audiovisuales y conexos (producción y postproducción en películas, radio y TV, grabaciones musicales, entre otras). ii. Otros servicios personales culturales y recreativos (salud, educación, servicios relacionados con museos y otras actividades culturales y deportivas, entre otras).


4. Cargos por el uso de propiedad intelectual (CUPI): cargos por uso de derechos de propiedad como patentes, marcas registradas, derechos de autor, procesos y diseños industriales; cargos por licencias para reproducir o distribuir, entre otros. (22)


Estas actividades han tenido un fuerte crecimiento a nivel mundial desde principios del siglo XXI. En efecto, para el año 2014 el comercio mundial de SBC demostraba un mejor desempeño que el de mercancías y otros servicios, totalizando exportaciones mundiales por USD 1,7 billones y detentando un 6,9% de participación total en el mismo.


El surgimiento de esta “nueva economía” se encuentra íntimamente ligada a los cambios en el desenvolvimiento del capitalismo mundial, suscitados a partir de la crisis de los años '70. En efecto, tal como afirma el autor David Harvey, las Tecnologías de la información y la Comunicación son las industrias por excelencia del dominio neoliberal permitiendo, entre sus principales logros, generar operaciones financieras a escalas nunca vistas. Sin embargo, también las mismas han cambiado la esfera cotidianas de relaciones entre los seres humanos, ampliando el universo de las comunicaciones y los entretenimientos a niveles inéditos en la historia mundial.


Los SBC y la Argentina


Lo descrito no es ajeno a la Argentina, donde la participación de los SBC en su mercado interno y su comercio exterior fue creciendo constantemente desde el año 2004. En esto, no sólo jugó un rol fundamental el mercado, con las demandas locales y externas, sino también el fuerte apoyo a este tipo de actividades por parte de los Estados Nacional, Provinciales y Locales.


Ello permitió el notorio desempeño de los SBC en el comercio exterior argentino que, desde el 2004, registra superávit en su balanza comercial, además de llegar a ser en el año 2015 el segundo rubro de exportación después del complejo sojero. En efecto, en dicho año sus exportaciones ya representaban un 9.1% del total del país, elevando holgadamente su participación, que en el año 1996 era apenas del 0.5%. Un comportamiento similar se nota en sus importaciones, que pasan de un 3.2% del total en 1996 a 7.1% en el 2015.


Es un dato para remarcar que, entre las exportaciones de software e informática, el principal destino de exportación son los EE.UU., representando nada menos que el 50% de sus ventas al exterior. Dentro de estas, la mayoría de los clientes corresponden a actividades ligadas a los servicios financieros, con un porcentaje cercano al 25%. Sin dudas esto representa una novedad dentro de la larga historia de desencuentros e incompatibilidades en el comercio con la potencia del norte.


En el caso de la Argentina, al igual que en el mundo, destacan los servicios empresariales, profesionales y técnicos; el software y los servicios de informática aparecen en un segundo lugar constituyendo, además, todos estos rubros los mayores demandantes de empleo. En cuanto a esto último, el crecimiento también es destacado, pasando de menos de 50 mil empleos registrados en 1996 a 433 mil para el 2018, estimando su participación en el total en 6,7%. Si se incluyen a estos últimos los llamados “freelancers” (trabajadores autónomos dentro de esta economía) y empleados no registrados, los SBC se componen de 1,2 millones de trabajadores. A pesar de estos llamativos números, la falta de oferta laboral sigue constituyendo uno de los principales problemas del sector, lo que explica en parte el 6,6% superior en promedio de remuneraciones al resto de la economía.


Se suele remarcar una serie de ventajas comparativas, en lo que respecta a estos últimos años, para comprender, en parte, el buen desempeño de la Economía de SBC en nuestro país:


- Recursos humanos altamente calificados.

- Excelencia académica.

- Manejo del idioma inglés.

- Empatía.

- Innovación y capacidad creativa.

- Infraestructura de telecomunicaciones e informática adecuada.

- Costos y precios competitivos.

- Creciente inserción en nuevos mercados externos y aumento de las exportaciones.

- Trabajo mancomunado entre el gobierno, el sector académico y el sector empresario.

- Fuerte recuperación del mercado interno.

- Marco legal que incentiva el desarrollo del sector.


Tal como vimos, el sector de SBC en Argentina demuestra un constante crecimiento ligado, además, a cuestiones claves relacionadas con las posibilidades de desarrollo del país, a saber:


- El acceso a divisas; problema estructural histórico que ha determinado en gran medida la aplicación de políticas económicas del país y generado conflictos entre los diferentes sectores económicos.

- Generación de empleo de calidad, vinculado a un fortalecimiento y mayor acceso a la educación pública.

- Inversión en Ciencia y Tecnología.


Históricamente, el sector agroexportador, en conjunto con algunos complejos industriales, han destacado en Argentina por generar el mayor aporte de divisas al país. Este ha sido protagonista, así, de su desenvolvimiento económico incluso frente a los planes que proponían una industrialización sostenida en el mercado interno. Es de notar que su poder ha contribuido a frenar históricamente la posibilidad de un desarrollo integral ayudando a imponer, desde la dictadura de 1976 en adelante, las premisas neoliberales en la lógica de gobierno. Sin embargo, la crisis del año 2001 demostró la inviabilidad de un proyecto excluyente y basado principalmente en el crecimiento hacia afuera.


De todos modos, si pensamos en la problemática del desarrollo en la Argentina, la cuestión de su diversificación exportadora constituye un eje central. Si bien a partir del golpe de 1976 el objetivo de un desarrollo basado en la industrialización por sustitución de importaciones fue destrozado, la recuperación de la crisis de 2001 mostró signos nuevas búsquedas de rumbos. Evidentemente la situación ya no era la misma, y la lectura realizada por el gobierno kirchnerista contempló las posibilidades del desarrollo de la “nueva economía” promocionando sus actividades e invirtiendo en Ciencia y Tecnología de manera considerable en el país. Esto explica, sin dudas, parte del notable crecimiento de los SBC explicado anteriormente.


Estado, desarrollo y SBC: perspectivas a futuro


¿Constituyen los SBC una oportunidad para contribuir a un renovado desarrollo argentino, permitiendo librar al país de la histórica dependencia del sector agroexportador?


Esta pregunta resulta pertinente ante el nuevo escenario mundial, al tiempo que puede ser parte del universo de problemáticas de la política de desarrollo de Argentina. Es que, actualmente, contamos con un sector que detenta ventajas comparativas, históricamente manipuladas por el sector agroexportador y que, al mismo tiempo, necesita de la fortaleza y capacidad del apoyo estatal. Este último parece, incluso, mantenerse más allá del gobierno de turno, demostrado en el completo consenso que ha cosechado la promulgación de la nueva Ley de Economía del Conocimiento.


Esto no quiere decir que, de todos modos, los contextos en los cuales se desarrollan los SBC sean todos iguales, ya que la experiencia histórica reciente demuestra lo contrario. El entendimiento de su desempeño no debería realizarse por fuera de un conjunto de elementos estructurales del país, en los cuales estos se insertan más allá de su vocación global.


En efecto, los mismos se han visto favorecidos en su crecimiento no solamente por el marco mundial sino por el notorio apoyo estatal recibido desde el año 2004. Y esto se debe, también, además de a las ventajas impositivas recibidas, a una política de estado que puso la inversión en Ciencia y Tecnología en niveles considerables.


Los SBC han demostrado, así, solidez a pesar de la recesión económica inducida en los últimos años por el gobierno de Cambiemos, lo que los posiciona como un sector para el cual la exportación va siendo cada vez más importante. Han permitido al presidente Macri, llamativamente, afirmar que “la Argentina nunca ha tenido el impulso exportador que demostró en sus años de gobierno”. Además, los mismos ha sido objeto de retenciones por parte del Estado, ante el creciente deterioro de los ingresos públicos producto de las políticas económicas aplicadas desde 2016.


Ahora bien, no parece fácil encontrar sentido al impulso exportador de los SBC en un país deprimido por la parálisis de su aparato productivo, un inédito endeudamiento externo y una creciente desigualdad social. Resulta necesario, entonces, entender cuál puede ser su papel en un plan de recuperación que, bajo la égida de un nuevo gobierno, invierta las premisas del desarrollo argentino. Para ello será necesario realizar un balance, observar las características del sector y determinar la elaboración de propuestas tendientes a que estas actividades contribuyan al bienestar general del país, buscando generar acuerdos con sus principales protagonistas y evitar que se tomen caminos que ya han demostrado su fracaso en el pasado. El conocimiento histórico constituye un elemento central para dicha tarea.


(11) Profesor de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Docente de Historia Económica y Social Argentina, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

(22) La información es tomada de lo planteado por el Observatorio de la Economía del Conocimiento (OEC), dependiente del Ministerio de Producción de la Nación.

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