Perón y la doctrina peronista: vigencia en la tercera guerra mundial de a trozos
- CEDI
- hace 2 días
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En un mundo convulsionado por guerras fragmentadas y crisis de sentido, la doctrina peronista vuelve a emerger como marco estratégico y ético para repensar la soberanía, la integración continental y el rol de la Argentina en el nuevo orden multipolar.

por Miguel Ángel Barrios*
Apelamos a la categoría de Doctrina como lo hiciera Perón, entendiendo a la misma como un sistema de ideas dinámicas teórico-práctico que busca brindar respuestas a las tensiones de la época histórica. Por lo tanto, rehuíamos al concepto de Ideología, que en última instancia pretende subordinar la realidad a dogmas absolutos.
Para abordar el tema debemos tener en cuenta que Perón no nace el 17 de octubre, sino que él mismo es hijo de un largo itinerario histórico en lo personal. Su juventud fue marcada por la revolución mexicana, la revolución rusa y principalmente por la primera guerra mundial. Además, es integrante de la primer promoción (1913) de la currícula de los planes prusianos en el Colegio Militar, a tal punto que Perón fue alumno del Barón del Goltz y gran teórico de la "Nación en Armas".
Adentrándonos en su pensamiento, podemos distinguir cuatro dimensiones para aprehender la doctrina peronista que está por supuesto indisociablemente ligada al pensamiento y la acción de Juan Domingo Perón:
Concepción histórica o dimensión genética
Un paradigma u objetivo estratégico
Una metodología
Una imagen del adversario
La concepción histórica tiene que ver que la política es la continuación de una lucha lejana y para Perón, el peronismo representa la continuación de las luchas continentales de los Libertadores San Martín y Bolívar. En el fondo la lucha de los Libertadores por la independencia definitiva era central para Perón.
El paradigma u objetivo estratégico de Perón lo constituía: los Estados Unidos de Sudamérica.
Para Perón la capacidad del conductor no pasaba por el intelecto sino por la capacidad de anticiparse al devenir y cabalgar la historia desde nosotros mismos. Por eso, Doctrina y no Ideología, ya que está última busca someter la realidad a su dogma.
Perón concebía a la historia desde un determinismo marcado por los paradigmas tecnológicos, pues él era un hijo de la segunda revolución industrial.
Para Perón la historia es una constante evolución de integraciones de menor a mayor: del clan a la tribu, de la tribu al Estado feudal, del Estado Feudal al Estado Nacional y del Estado Nacional al Universalismo, pasando por el continentalismo desde nuestra identidad. Y ese continentalismo era y es la garantía para un Estado de mantener su independencia.
La metodología de un movimiento nacional y popular pasa por liberar al pueblo continentalmente para ir inmediatamente por la independencia definitiva.
La industrialización, la democracia social participativa y la integración, bajo la dinámica nacional de la Comunidad Organizada. Esto es la innovación como sistema social del peronismo. Y como sistema político la conducción centralizada, el Estado descentralizado y las organizaciones libres del pueblo, darán dinamismo a la consolidación de la Nueva Argentina.
La imagen del adversario para Perón era la Sinarquia, es decir, todo actor visible o invisible que boicotee el camino hacia el paradigma u objetivo estratégico.
Es interesante el discurso del 10 de junio de 1944 sobre "El significado de la Defensa Nacional" que Perón pronunciará, porque aquí aparece nítido la Defensa Nacional como un concepto integral y movilizador del pueblo, la tecnología, el ethos militar de concebir a la Defensiva Nacional como un bien común estratégico de preservación de nuestro capital tangible e intangible.
En un mundo donde la tercera guerra mundial de a trozos se vuelve una realidad, al decir del fallecido Papa Francisco, en un sistema mundial donde las ideologías y los istmos caen a pedazos, en una globalización interdependiente y asimétrica que va conduciendo al sistema mundo a un ‘orden’ multipolar multicivilizacional y desoccidental y dónde la humanidad está atacada de diversas formas, entre ellas la peor de las discriminaciones: la racial. La Argentina no tiene otro camino que volver a Perón desde un repensar político estratégico del hoy, pero partiendo de Perón. El humanismo popular y cristiano de las veinte verdades recupera la dimensión ética y espiritual del hombre argentino, que el último Perón ya lo vio erosionado. De lo contrario no habrá hoja estratégica y será un fracaso más.
Pero en la hora que la Argentina necesita existir, volver a Perón significa ir un más allá del conductor pero partiendo de él. Este fue el objetivo de estas pequeñas pero necesarias y urgentes reflexiones.
Es a todo o nada, y Perón se vuelve central en el destino de la Argentina y de Nuestra América.
*Prof. Dr Miguel Ángel Barrios, Argentina. Doctor en Educación. Doctor en Ciencia Política. Autor de más quince obras de política latinoamericana, entre ellas varias sobre el Peronismo.
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