El (des)orden internacional, Latinoamérica y las potencias medias
- Juan Pablo Demaría Aguilar
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Mientras el equilibrio internacional se reconfigura entre tensiones y transiciones, las potencias medias latinoamericanas intentan afirmarse. La región enfrenta el reto de articular una estrategia común que le permita incidir en la disputa por el poder global.

por Juan Pablo Demaría Aguilar
La realidad política que acontece en el (des)orden internacional es cada vez más caótica, pero esto no significa que no podamos pensar en un tipo de caos que contenga algo de orden o un tipo del mismo. De ahí que hablar de (des)orden internacional es una composición de desorden y orden, donde tensionan uno con otro, dos universos que forman parte de un pluriverso. El (des)orden internacional es un pluriverso que contiene universos. Las regiones son los universos que son parte del pluriverso que llamamos (des)orden internacional. ¿Qué entendemos por (des)orden internacional?
La región América Latina Caribe (ALC) en su riqueza material y cultural cobra importancia en el (des)orden internacional por los importantes recursos (litio, gas, petróleo, agua dulce, etc.) necesarios para fortalecer lo regional hacia dentro y hacia fuera con actores de lo mundial interesados en ellos. Y por una diversidad cultural (tradiciones, folclores, etc.) que se vuelve atractivo para quienes visitan, invierten. Tanto lo material como lo cultural posicionan a la región en lo mundial como lugar estratégico para inversiones en lo económico-comercial y para el posicionamiento geopolítico.
En el (des)orden internacional en general y en la región ALC en particular las potencias medias juegan un rol que adquiere cada vez mayor preponderancia. En ALC hay tres potencias medias: Argentina, Brasil y México. En oriente medio está Turquía. Otras potencias medias no menos importantes son la Federación Rusa, India, Corea del sur, Irán, etc. La importancia de las potencias medias en el (des)internacional y en ALC está dada por su modo de posicionarse en lo geopolítico y en lo económico-político entre ellas, entre ellas y las potencias, y entre ellas y las no potencias. No se trata aquí de explicar el rol de las potencias medias con la categoría de países semi-periféricos, sino de conceptualizar el término potencias medias.
Dos perspectivas son útiles para reflexionar y explicar lo que planteamos: algo de filosofía política y un poco de teorías de las relaciones internacionales. Con respecto a la primera, los planteos de los autores Enrique Dussel y Carl Schmitt, y la autora Hannah Arendt nos dan un horizonte de comprensión a la hora de hablar del tema de este ensayo. Al respecto de la segunda perspectiva, la crítica a la teoría realista nos sirve para pensar de manera situada, desde el lugar geográfico del que hablamos, un modo de pensarnos como región y país.
Mucho se habló y se habla de interés nacional, de intereses nacionales, de soberanía nacional. Palabras y más que palabras, prácticas sociales y políticas arraigadas en tradiciones pasadas lejanas y cercanas que hacen a una identidad socio-política. ¿Por qué no conversar y debatir sobre interés regional o intereses regionales, de soberanía regional? Una respuesta ligera y contundente puede ser: para que exista un interés regional o intereses regionales y una soberanía regional en sentido real tiene que haber sesión de soberanía de parte de los estados que componen la región, dicho de otro modo, un supra estado regional al estilo de la Unión Europea (UE). Sin embargo, ACL es una región y la UE es otra con sus diferencias y semejanzas. Aquí nos interesa hacer foco en ALC dentro del (des)orden internacional.
Un tema que sigue cambiando o un cambio de tema
El espíritu del tiempo es el de cambio de época. Siguiendo a Antonio Gramsci, lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer, y en ello surgen los monstruos. Este contexto de (des)orden internacional en el que estamos se asemeja al período de entreguerras (después de la primera guerra mundial y antes de la segunda) en el que había monstruos como el fascismo, el nazismo y sus similares. Actualmente hay monstruos que desde un lugar de nacionalismo extremoso o globalismo intenso se posicionan para imponer intereses de minorías corporativas internacionales que van en contra de las demandas de los pueblos, pero aparentan estar del lado de estos. Las apariencias engañan, a veces.
“La hegemonía del orden liberal occidental” es un titular que hoy en día tiene cada vez menos contenido y en su forma da manotazos de ahogado desde sus centros del norte del mundo con quienes lo apoyan en otras geografías mientras un oriente se sigue expandiendo y extendiendo. Esto también es parte del (des)orden mundial que acontece cada vez con más fuerza y empieza a dar lugar al nacimiento de una época mientras que lo otro es parte de esa época que está muriendo. Lo que no quiere decir que por eso deje de existir definitivamente sin más. Su existencia será parte de la historia y pervivirá como aún lo hacen fuerzas históricas que se volvieron tales por los acontecimientos que han generado o de los que han sido parte.
El orden liberal de lo internacional tuvo su auge luego de la caída del muro de Berlín, se acentuó con la perestroika. En ALC, parafraseando a un poeta, se partía en Nicaragua un hierro caliente. En Cuba se iniciaba el período especial. En la mayoría de los países de la región se empezaban a consolidar, mediante el sistema democrático republicano, modelos neoliberales de gobierno. En el oriente, China atravesaba la expansión de la política que inauguró Deng Xiaoping en la década de los setenta -como una combinación de continuidad y ruptura con el legado de Mao Zedong- pasando por los ochenta y en los noventa abriéndose cada vez más al mundo más allá del oriente. ¿Un tipo de expansionismo geopolítico/económico político? Una respuesta ligera: si lo vemos con ojos occidentales, sí.
El siglo XXI se inició con importantes acontecimientos como el atentado a las torres gemelas en el corazón financiero político del mundo de ese contexto, el ingreso de China a la OMC (Organización Mundial del Comercio) que llevó su (apresurado/lento) tiempo; el gradual avance político de Putin en el gobierno de la Federación Rusa. En ALC en los últimos años de los noventa emergen proyectos políticos provenientes de viejas tradiciones que con la actualidad de ese tiempo empezaban a sintetizar lo viejo con lo nuevo.
Por su parte en Brasil asumía Lula Da Silva a dos años del inicio del tercer milenio de la era cristiana y empezaba a recorrer un camino que se consolidaría en un proyecto político de gobierno y estado por poco menos de quince años. En Argentina una crisis política de tal envergadura llevó al pueblo a las calles y a un gobierno a renunciar antes de finalizar su mandato dejando muertos y heridos a lo largo y ancho del país. Luego de la inestabilidad político-institucional acaecida se empezó a estabilizar la situación socio-política durante el gobierno de Eduardo Duhalde que tuvo su suerte de continuidad/ruptura con el gobierno de Néstor Kirchner y los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner construyendo y consolidando un proyecto de gobierno y estado durante aproximadamente trece años.
No fueron color de rosas los años que llevaron a cada proyecto político de cada país a gobernar. Más bien estuvieron cursados por sucesos que los golpearían y por un lado los debilitarían, y por otro, los fortalecerían. Así fue con la crisis financiera-económica del 2007/2008. Una crisis política que fue síntoma del cambio de época y que demostró que el “orden liberal internacional” tuvo un golpe de knockout técnico. Unos años más tarde en China asumía como jefe de estado Xi Jinping sintetizando el legado de Mao con el de Deng y más atrás en la historia con las grandes tradiciones de la milenaria historia china. Una sinización del marxismo siguiendo al autor Xulio Ríos. Un marxismo estilo chino conjugado con el budismo, el confusionismo y el taoísmo. Un sincretismo a lo chino que continúa hasta la fecha.
En ALC en 2009 tuvo lugar un golpe de estado en Honduras que derrocó al gobierno democrático de Manuel Zelaya. Un golpe al estilo siglo XX. En 2012 en Paraguay un golpe de estado institucional, donde el poder legislativo fue uno de los actores protagónicos, derroca al entonces presidente democrático Fernando Lugo. En 2016 un golpe de estado de igual estilo derroca a, la presidenta democrática de Brasil, Dilma Rousseff. Tanto lo ocurrido en Paraguay como en Brasil no es tan distinto a lo que ocurriría tiempo más tarde en Ecuador con el proyecto político denominado “Revolución ciudadana” conducido por quien fue presidente, en el marco de la democracia, Rafael Correa, como lo acontecido en Bolivia con el proyecto político liderado por Evo Morales y Álvaro García Linera.
A dirigentes del proyecto ecuatoriano los judicializaron y a algunos encarcelaron, a Correa lo persiguieron hasta llevarlo al exilio y pesa sobre él la amenaza de que si regresa a territorio ecuatoriano irá a prisión. Por su parte a los bolivianos Morales y García Linera, en 2019, luego de ganar las elecciones presidenciales mediante el voto popular, fueron denunciados pública y judicialmente, por sectores opositores, por fraude electoral. Estos dieron un golpe de estado que derrocó al gobierno.
En Argentina, luego de trece años ininterrumpidos de proyecto político de gobierno y estado se persiguió y judicializó a la ex presidenta C. Fernández de Kirchner y hace pocos meses en lo que va de este año 2025 establecieron su prisión domiciliaria proscribiéndola políticamente impidiéndole presentarse a las elecciones legislativas del año en curso. Tanto en el caso argentino como en los casos de los países anteriormente citados la proscripción política de dirigentes nacionales se constituyó en signo de época mediante la práctica de Lawfare o Guerra judicial donde distintos sectores entre ellos una parte del poder judicial, otra de los medios de comunicación, otra de redes sociales, otra de agencias de inteligencia estatales se unió para establecer la proscripción.
En lo que va de este siglo XXI este tipo de proscripción se realiza mediante mecanismos y reglas de juego del mismo sistema democrático. Degradan la democracia con democracia, algo que suena contradictorio o raro, pero es real.
En el título de este apartado planteamos una cosa o la otra, un tema que cambia o un cambio de tema, lo hacemos de manera afirmativa. Sin embargo, se trató y aún se trata de un cambio de tema que tiene sus antecedentes genealógicos en la caída del muro de Berlín y sus consecuencias todavía vigentes. El (des)orden internacional continúa, es el cambio de época del que hablamos. Se define por los acontecimientos que mencionamos y explicamos. Un pluriverso que contiene universos que se van transformando a la par que se transforma el pluriverso. Una especie de dialéctica donde uno transforma a otros y viceversa, donde no hay síntesis a la vista y la incertidumbre impera cada vez con más fuerza.
Lo regional en el (des)orden internacional
Habitamos aún una estructura mundial que contiene regiones, una de ellas, la que aquí nos interesa, es la región ALC. Esta región contiene y a su vez se compone de estados y pueblos que oscilan cíclicamente entre gobiernos de signo nacional y los de signo colonial o neocolonial, o poscolonial. Los términos no son lo más importante, sino su puesta en práctica. Las prácticas son inmanentes y trascendentes a las terminologías. La performatividad de éstas últimas no puede decir todo sobre las prácticas, ya que estas las superan y a su vez las subsumen.
Con respecto a los proyectos de tipo nacional consideramos que incluyen lo nacional popular que es una parte de ese todo llamado proyecto nacional. Dentro de lo nacional existen las fuerzas peronistas, kirchneristas, progresistas, de centro izquierda, algunas izquierdas, conservadurismos, algunos populismos. Cuando gobernaba la Argentina C. Fernández de Kirchner se popularizó la noción de proyecto nacional y popular como aquel que integra a fuerzas progresistas, una parte del peronismo, otra de cierta izquierda nacional. El término nacional popular fue usado por Antonio Gramsci que en sus “Cuadernos de la cárcel” (2024) se refiere al mismo como un conglomerado de fuerzas que componen un bloque histórico y en su accionar construye hegemonía.
Esta idea gramsciana atravesó esa etapa histórica reciente de la Argentina. Una adaptación de esa idea, un gramscismo argentinizado que se mixturó en un proyecto nacional con características propias con la conducción de C. Fernández de Kirchner. Algo similar ocurrió y actualmente acontece en Brasil con la conducción de Lula, también fue así en México con la conducción de Andrés Manuel López Obrador cuando gobernaba y actualmente continúa la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Más allá de la región ALC, en la región Oriente medio, más precisamente en Turquía, una de las potencias de esa región y una de las potencias medias del (des)orden internacional, un proyecto de tipo nacional gobierna el país desde hace más de veinte años con la conducción de Recep Tayyip Erdoğan. No profundizaremos en ello ya que Francisco Muraglia lo hace en detalle en su artículo “El péndulo estratégico turco, un espejo para América Latina” publicado en https://www.cedesarrollointegral.com/post/el-p%C3%A9ndulo-estrat%C3%A9gico-turco-un-espejo-para-am%C3%A9rica-latina.
Sólo nos limitaremos aquí a destacar la inteligente propuesta de Muraglia que motiva a pensar en el proceso político turco como un proyecto a tener en cuenta para ALC en general y para la Argentina en particular. Al respecto de ello, Muraglia dice
“Turquía no solo ofrece a América Latina cooperación económica y política, sino también la posibilidad de pensar una estrategia de inserción internacional más plural, menos dependiente de los grandes polos y basada en sinergias horizontales. Para una región que oscila entre el deseo de autonomía y la presión de las grandes potencias, el “péndulo estratégico” turco no es únicamente un modelo a observar: puede convertirse en una herramienta compartida para ampliar los márgenes de maniobra en un sistema internacional cada vez más fragmentado.”
La cooperación entre ALC y Turquía de la que habla el autor es necesaria en lo pragmático teniendo presente el interés por la autonomía de la que tanto se habla en la región, en particular en sus potencias medias y la injerencia de grandes potencias con su prepotente interés por los recursos estratégicos que hay en ALC. El péndulo estratégico que caracteriza a la política exterior de Turquía puede ser visto desde una perspectiva afirmativa, es decir, desde un pragmatismo situado con base en el interés nacional. Esto también vale para las potencias medias de ALC, en particular Argentina, país al que pertenecemos y habitamos. Poner en práctica el péndulo estratégico teniendo como principio, valor y convicción el interés nacional. Y empezar a conversar y poner en discusión el interés regional, los intereses regionales.
El término potencias medias no se define tanto por estar a medio camino entre las grandes potencias y las no potencias, sino por su capacidad y su potencia de actuar en el (des)orden internacional pendulando de modo pragmático entre las primeras y las segundas. Un modo de operar y de ser en lo mundial el de las potencias medias que destacan por su fluir en él que no se deja atrapar del todo ni liberar por completo.
Brevísimas reflexiones teóricas
Desde una doble perspectiva, por un lado, filosófico-política y por otro de teoría de las relaciones internacionales seleccionamos del primer lado a tres autores: Enrique Dussel, Carl Schmitt y Hannah Arendt. Del segundo lado elegimos a dos: Hans Morgenthau y Carlos Escudé. Con respecto a lo filosófico político, Dussel en uno de sus textos titulado “1492 el encubrimiento del otro” (1994) plantea una crítica profunda a la filosofía occidental partiendo desde los inicios de la modernidad tal como lo concibió la filosofía moderna. Una modernidad con un único centro en Europa occidental que deja de lado otras formas de hacer filosofía.
Un modo de pensar sustentado en una praxis política que se basó en la invasión a un lugar donde ya existían filosofías, una praxis política, formas de gobierno, culturas diversas. No se trató del descubrimiento del otro, sino del encubrimiento del otro. La invasión de europeos al continente americano consistió no en descubrir lo distinto, lo que les era extraño, sino en encubrir mediante una forma de pensamiento y una praxis política a pueblos, culturas, filosofías y políticas que existían mucho tiempo antes de que europeos los invadan y arrasen con todo ello.
Con respecto a Schmitt en uno de sus textos titulado “Tierra y mar” (2007) reflexiona sobre la historia de la humanidad como la historia de la lucha de las potencias de la tierra contra las potencias del mar. Esto da lugar a pensar políticamente el modus operandi tanto de las potencias terrestres como de las marítimas. Tanto unas como otras impusieron sus intereses en ALC en connivencia con actores locales para imponer formas de gobierno y pensamientos.
Por su parte Arendt en uno de sus textos titulado “Sobre la violencia” (2013) plantea una crítica al teórico de las relaciones internacionales Hans Morgenthau. Arendt señala que Morgenthau tiene una teoría del poder, pero no de la violencia. Este autor en uno de sus textos titulado “Política entre las naciones” (2020) plantea que las naciones buscan poder, tanto detentarlo como incrementarlo y según sus intereses se hace susceptible hacer la guerra o la paz.
Arendt desde la teoría política plantea que la violencia atraviesa las relaciones internacionales y para ello observa el accionar de movimientos de estudiantes y trabajadores en Estados Unidos que se manifestaban en contra de la violencia practicada por el gobierno estadounidense contra movimientos sociales que luchaban por la conquista de derechos civiles dentro del territorio de EEUU y contra la política exterior de este país que usaba la violencia militar armamentística contra otros países y poblaciones con el objetivo de imponer sus intereses.
Morgenthau es un autor de las relaciones internacionales enmarcado en la teoría realista que pensó en y desde EEUU. El texto que mencionamos de este autor es una justificación teórica del poder expansionista y extensionista de EEUU luego de la segunda guerra mundial. Contexto en el que este país en lucha contra la Unión Soviética hizo de ALC su “patio trasero” para intervenir políticamente en la región en general y en Argentina en particular.
Otro autor de las relaciones internacionales enmarcado en el realismo es el argentino Carlos Escudé. Denominó a su teoría realismo periférico dando cuenta de que los estados débiles como Argentina, entre otros, tienen que alinearse a los lineamientos de la política exterior de la potencia internacional dominante. Esto lo plantea en uno de sus textos titulado “El realismo de los estados débiles” (1995) que trata sobre la política exterior del estado argentino durante el primer gobierno de Carlos Menem. Una propuesta teórica que, involuntaria o voluntariamente por parte de su autor, sirvió para justificar las “relaciones carnales” de Argentina con EEUU.
En este caso el interés nacional argentino quedó alineado de manera genuflexa a la política exterior de EEUU. Algo similar ocurre hoy en día en la relación de la política exterior argentina, mediante el gobierno de Javier Milei, para con el gobierno de EEUU administrado por Donald Trump. Con la diferencia que el actual gobierno argentino no tiene un proyecto de gobierno, sino un cúmulo de improvisaciones que degradan aceleradamente la política exterior argentina en el (des)orden internacional.
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